dilluns, 11 de gener del 2016

Relación médico-paciente


El avance tecnológico-científico  de las últimas décadas en la medicina es como una ola de nuevo conocimiento que muchas veces nos sobrepasa y el hecho de estar actualizados implica horas de estudio y dedicación. No obstante, se hace indispensable que unido a la actualización de las ciencias y de la tecnología intervenga la mano del ARTE. Al  hablar de arte me refiero a la herramienta más importante del internista: la relación médico-paciente.

La relación médico-paciente constituye el equipo de trabajo del día a día de cualquier médico que vea y trate pacientes. Es el médico quien debe velar y hacerse responsable del éxito de esta relación y por lo tanto debe entrenarse para que ésta  llegue a dar óptimos resultados. El éxito de este binomio se basa en el arte de escuchar y atender a todo lo que se diga, cómo se dice y tener en cuenta lo que muchas veces no se comenta pero que el paciente deja dicho entre líneas para posteriormente retomarlo y evaluarlo en busca de un diagnóstico.

Es la exposición de la historia clínica y su análisis crítico lo que nos guiará en la aproximación diagnóstica y determinará las pruebas confirmatorias a programar; también nos dará una idea del ambiente personal, familiar y social del paciente. Dentro de esta serie de datos, nosotros los Médicos Internistas debemos saber tamizar lo conveniente y preciso para entender y comprender a ese paciente en particular afecto de una enfermedad.

Los cimientos que permitirán el éxito de esta relación son la empatía, la discreción, la prudencia y la sensatez.  Los Médicos Internistas estamos frente a pacientes crónicos, pluripatológicos y muchas veces sin diagnóstico, necesitados de nuestra ayuda y de las consideraciones económicas, sociales o étnicas. Las cuales bajo ningún concepto deben desviar o alterar nuestro juicio clínico.

La relación médico-paciente usa el diálogo con un fin diagnóstico y eventualmente curativo. Haciendo de la Medicina Interna  aquella parte de la medicina científica con mayor grado de ciencia, arte y humanidad. A veces los médicos olvidamos ver al paciente como un todo, cegados por los avances científicos y la obsesión de cuantificarlo todo, prevaleciendo el interés individual del médico sobre el interés del paciente. Sabemos que los protocolos clínicos y terapéuticos deben estar basados en la evidencia científica y en una continua evaluación. Sin embargo, debe existir un equilibrio entre los intereses médico-científicos y los del paciente. En todo caso hay que recordar que es el paciente el centro y objetivo de nuestra ciencia y arte. 

Por otro lado, también olvidamos que nuestra presencia, comprensión e incluso consuelo, con frecuencia tiene una enorme carga terapéutica, de alivio y muchas veces de esperanza. Todos estos valores son tan importantes como los científicos.

El curso de los avances científicos ha llevado a la creación de las subespecializaciones y a la fragmentación en parcelas de ese todo, único e indivisible que es el paciente. La Medicina Interna debe alzarse y representar la unidad de la Medicina.


Carlos Azuaje
Hospital de Cerdanya

Agrupació Europea de Cooperació Territorial